Por: Luis Palos
Publicidad
Amigos viajeros, hoy quiero hablarles de un tema que seguro han notado en sus recorridos por México: la gentrificación. Este fenómeno está cambiando el rostro de muchas ciudades, desde la CDMX con colonias como la Condesa y la Roma; hasta ciudades más pequeñas como Oaxaca, Puerto Vallarta o Mérida; o las ya muy conocidas por este fenómeno, como San Miguel de Allende. Pero, ¿qué la causa y qué consecuencias tiene para los habitantes y visitantes? Vamos a descubrirlo juntos.
La gentrificación ocurre cuando barrios tradicionales se transforman para atraer a residentes con mayor poder adquisitivo, desplazando a los habitantes originales. Algunas de sus principales causas son:
–Turismo y plataformas de renta: la llegada de viajeros y el auge de plataformas como Airbnb han elevado el costo de la vivienda.
Publicidad
–Inversión inmobiliaria: la compra y remodelación de propiedades para convertirlas en espacios más modernos y exclusivos.
–Desarrollo urbano: la mejora en infraestructura y servicios genera mayor interés en ciertas zonas, lo que sube los precios.
–Cambio de perfil social: el arribo de nuevos habitantes con estilos de vida diferentes transforma la dinámica del barrio. Un cambio especialmente visto con ciudadanos estadounidenses que migran a México por sus bajos costos de vida, en comparación con los de su país de origen.
Si bien, es más común asociar la gentrificación con el desplazamiento ocasionado por extranjeros, cabe aclarar que esto también ocurre con el movimiento de personas dentro del mismo país.
Este proceso no solo cambia la arquitectura y el comercio de un lugar, también afecta a quienes han vivido allí por generaciones:
Desplazamiento de los habitantes originales: los alquileres se disparan, obligando a muchas familias a mudarse a zonas más económicas. Algo muy común en algunas zonas de la Ciudad de México, donde muchos habitantes se han tenido que mudar a zonas diferentes para poder costear el precio altísimo de las rentas.
Pérdida de identidad cultural: tiendas de barrio, mercados tradicionales y costumbres locales desaparecen ante la llegada de negocios más comerciales. Quizá hayan escuchado la polémica con la música de banda en las playas de Mazatlán, y cómo algunos turistas se quejaban de ella. Estas dinámicas buscan adaptar nuestros espacios a los gustos de los visitantes.
Mayor exclusión social: las diferencias económicas se hacen más evidentes, generando tensión entre nuevos y antiguos residentes. Si antes un esquite costaba 40 pesos, en una zona gentrificada puede llegar a costar más del doble.
Aumento en el costo de vida: no solo la vivienda sube de precio, también la comida, el transporte y otros servicios.
La gentrificación tiene algunas implicaciones positivas en la mejora de la infraestructura y seguridad de las ciudades. Lamentablemente, esas mejoras difícilmente son gozadas por los residentes originales, quienes tienen que cambiar de zona de vivienda para poder costearse un estilo de vida similar al que tenían. Es importante encontrar un equilibrio para que no afecte a quienes han dado vida a estos barrios por generaciones.
Les recomiendo que, cuando viajen, busquen alojarse en lugares gestionados por locales y consuman en negocios tradicionales. Así, juntos podemos contribuir a un turismo más consciente y responsable.
Regístrate y recibe nuestra newsletter
ÚNETE AHORA ÚNETE AHORALa función MIS FAVORITOS sólo está disponible para usuarios registrados. Accede a tu usuario o crea tu cuenta gratuita.
acceder área privada